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Woman House Project surge de un grupo de trabajo que se formó en California para luchar contra las implicaciones sexistas de los sistemas de producción, distribución y representación del arte, gracias a Judith Chicago y Mryam Shapiro. Por otro lado, Tucumán Arde fue una obra de concepción y realización colectiva y multidisciplinaria en Buenos Aires y Rosario, con el propósito general crear un fenómeno cultural de características políticas que vaya más allá de las vanguardistas que se daban en el medio y atacar a la anticuada burguesía. Entre sus miembros más destacados figuraban Graciela Carnevale, León Ferrari, Roberto Jacoby y Norberto Puzzolo.
Para una mejor compresión del tema, habría que retomar ciertos hechos que se dan previamente y durante la creación de las vanguardias:
• La actitud se convierte en forma
• El talento no es igual al desarrollo de las técnicas para la artesanía.
• La disciplina para aprovechar o generar talento es creada a partir del modernismo.
• Se cuestionan de las convenciones.
• La filosofía reemplaza a la anatomía, como concepto de arte.
• Aparece la creatividad compuesta por la percepción y la imaginación que desplaza a la teoría del talento
• Aparece el Bauhaus, desplazando al modelo académico (talento, técnicas, imitación) con la creatividad, los medios y la invención. En la actualidad ambos son obsoletos por separado.
• Se cree que potencialmente todos somos artistas, la profesión se practica y el medio se experimenta.
• Reproducción vs. Producción.
• Trivialidad vs. Novedad.
• El arte se ha desmaterializado. Tanto el modelo académico como el Bauhaus se han fusionado y ahora se compara: Talento + Creatividad vs. Actitud.
• La actitud debe ser crítica a la hora de crear arte.

A partir de esto, retomamos la descripción de los proyectos a analizar. En el proyecto Woman House, Judith Chicago y su grupo de trabajo dispuso de una casa con 16 habitaciones donde podían producir y exhibir arte sin ningún tipo de mediación ni control, durante 6 meses. Se crearon instalaciones en cada una de las habitaciones, donde hubieron sesiones de tomas de conciencia propuestas por Kathie Sarachild, performances que muestran el trabajo doméstico como un proceso de repetición regulado o representaciones ritualizadas de cómo una mujer tomaba la postura de una espera pasiva durante su vida (Waiting de Faith Wilding), estas artistas feministas incitaron una profunda crítica de las estrategias de segmentación del territorio a partir del género, vinculando lo femenino con el espacio doméstico, privado, interior, cerrado y lo masculino con el espacio político, público, profesional, exterior. En cambio, Tucumán Arde, buscaba evitar la “absorción de la obra” arrancándola del circuito tradicional de las instituciones culturales oficiales, transformar el hecho en un medio de transformación política y de adhesión a las luchas populares del momento. Tomando como punto de partida, temas como la pobreza, explotación, represión, aislamiento, desinformación, entre otros problemas sufridos por los cañeros y los obreros Tucumános, con la intención de filtrar este tipo de información en los medios periodísticos. Tucumán Arde usó la prensa y sus beneficios como artistas en esta, afiches, videos, fotografías y textos. Sincronizaron el evento en ambos lugares a la vez (Rosario y Buenos Aires) durante la 1° Bienal de Arte de Vanguardia”. En esta se realizaron reportajes al público que inmediatamente se desgrababa, tipeaba e imprimía para su distribución. Sin embargo, no pudo compartir la información de forma completa en ninguno de los dos lugares.
Ambos proyectos, por así denominarlos, tuvieron que luchar contra el silencio mediático impartido por las autoridades de gobierno estatal, utilizan la política como base de sus conceptos basados en la desprivatización “museista” o institucional del arte. También critican a la sociedad y sus parámetros de estereotipos políticos, a través del trabajo colectivo y la transformación del espacio.
En otras palabras, el cuerpo humano, los símbolos, la reproducción de la palabra escrita, son los soportes técnicos que dieron pauta al desarrollo de los mismos, como su cuerpo de trabajo. En el caso de Woman House Project, es mucho más evidente la implementación del cuerpo humano, por el uso de los genitales en sus performances. Pero en general, se utilizan simbolismos, algunos polisémicos como los huevos fritos que decoran la cocina que evocan a la crítica del trabajo doméstico y en mosaico simulan senos que nos llevan a aliar esta labor con lo femenino.

BIBLIOGRAFÍA
• Preciado, Beatrice. Género y Performance, Año 2000.
• Longoni, Ana. La intervención política como programa estético: Una lectura de Tucumán Arde.
• Rensi, Juan Pablo. Tucumán Arde.
Woman House Project (1973) vs. Tucumán Arde (1968)
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